SEAP XXIII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ANATOMÍA PATOLÓGICA División Española de la Academia Internacional de Patología
Palacio de Congresos de Tarragona,  16 al 19 de mayo de 2007
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Caso 2.
Dra. Isabel Amengual Antich. Servicio de Anatomía Patológica. Fundación Hospital de Manacor.
Dra. Marta Pascual López. Servicio de Dermatología. Fundación Hospital de Manacor.
Dra. Emma Padilla Esteba. Servicio de Microbiología. Fundación Hospital de Manacor.
Dr. Emilio Mayayo Artal. Servicio de Anatomía Patológica . Hospital Joan XXIII de Tarragona.

HISTORIA CLÍNICA:

Paciente varón de 57 años que como antecedentes de interés, refería problemas oftalmológicos de 3 años de evolución, derivados de una intervención de catarata en ojo derecho, con desprendimiento de retina posterior y uveítis simpática del ojo contralateral por la que había sido sometido a tratamiento con Prednisona a altas dosis e inmunosupresores desde entonces. El paciente presentaba además Hipertensión arterial y Síndrome de Cushing, osteopatía y miopatía secundaria al tratamiento corticoideo, hipercolesterolemia, hiperuricemia y EPOC siguiendo tratamiento por sus múltiples patologías. Acudió a la consulta de dermatología por tumoración dolorosa, verrucosa de unos 3 cm en dorso de articulación metatarsofalángica de primer dedo de pie izquierdo de un mes de evolución. Se realizó biopsia-punch de la lesión y se remitió orientada como tofo gotoso vs infección oportunista.

Foto clínica Foto clínica

Diagnóstico:
ALTERNARIOSIS CUTÁNEA.

Comentarios
El estudio histológico de la muestra presentaba una acantosis epidérmica irregular con hiperqueratosis e hipergranulosis en superficie. Se observaba prolongación de lengüetas epidérmicas hacia dermis profunda con un infiltrado crónico linfoplasmocitario que se acompañaba de histiocitos y células gigantes en un estroma fibroso. No se observaban granulomas. Las células gigantes ocasionalmente fagocitaban estructuras esféricas de aspecto micótico, que también se observaban sueltas en dermis con cápsula gruesa y que se realzaban débilmente con la tinción de PAS e intensamente con la tinción de Grocott. No se observaba positividad con la tinción de Masson-Fontana. Estas estructuras medían entre 5 y 10 micras y presentaban ocasional gemación con base de implantación ancha y presencia de hifas. El diagnóstico se orientó como dermatomicosis, recomendando cultivo microbiológico y sugiriendo la posibilidad que pudiera tratarse por el aspecto morfológico de las estructuras fúngicas de Blastomicosis.

Mientras, en el transcurso del estudio, el paciente presentó una segunda lesión en codo y en dorso de mano derecha, que fueron biopsiadas con similar histología a la lesión del pie.

Reinterrogando al paciente, no recordaba antecedente de lesión traumática alguna en el pie. Refería recoger maderas en un vertedero y paseos por el campo. El paciente es español, oriundo de Andalucía. No ha viajado jamás al extranjero y llevaba cuatro años sin salir de la isla.

La analítica mostraba una leve insuficiencia renal, hiperuricemia y dislipemia. No se observaron cambios radiológicos pulmonares ni óseos.

El cultivo realizado en nuestro hospital y en el de referencia identificó la presencia de Salmonella enteritidis y Microsporum audounii. Por lo que desde el servicio de Anatomía Patológica ante la discordancia de los hallazgos histopatológicos y el resultado del cultivo, se remitieron preparaciones de la misma y placa de cultivo a consulta a un tercer hospital donde se identificó Alternaria alternata.

El paciente en un inicio fue tratado con Itraconazol, teniendo que suspenderse por mala tolerancia con múltiples reajustes de su tratamiento inmunosupresor y esteroideo de base. Se sustituyó el primero por Fluconazol con curación total de la lesión 8 meses después del diagnóstico.

Las Feohifomicosis son un tipo de infecciones causadas por hongos de pared oscura (dematiáceos), saprófitos en el suelo, patógenos en plantas y contaminantes en el ambiente. Existen más de 100 especies reconocidas, entre ellas el género Alternaria que raramente causa enfermedad en pacientes inmunocompetentes. Este actúa como patógeno cuando existe compromiso del sistema inmune, causando un amplio espectro de infecciones que van desde la colonización no invasiva a la afectación visceral sistémica además de ser un reconocido alérgeno. Esto suele ocurrir sobretodo en pacientes trasplantados sometidos a tratamiento con inmunosupresores, aunque también se han descrito en pacientes con síndrome de Cushing, enfermedades autoinmunes, procesos linfoproliferativos y SIDA entre otros. En el caso de nuestro paciente, éste habia sido sometido durante largo tiempo a tratamiento esteroideo, por el cual había desarrollado un síndrome de Cushing, junto a tratamiento inmunosupresor por sus problemas oftalmológicos. En consecuencia presentaba una inmunidad alterada y fragilidad cutánea propia del tratamiento con corticoides que aumenta el riesgo de inoculación con mayor predisposición a infecciones oportunistas.

Están descritas tres vías de transmisión: Exógena, como consecuencia de la inoculación directa tras traumatismo o colonización de piel alterada, que correspondería a la lesión principal en nuestro paciente. Endogéna, tras inhalación del hongo con diseminación sistémica, y una tercera reconocida por algunos autores como dermatopática y que se definiría como colonización secundaria por Alternaria de lesiones pre-existentes y en las que tal vez podríamos encuadrar las lesiones satélites de nuestro paciente.
Las lesiones cutáneas suelen desarrollarse sobre prominencias óseas de zonas expuestas sobretodo en brazos y piernas que suelen seguir un curso crónico.
El diagnóstico dermatológico diferencial incluye diversas lesiones, algunas neoplásicas como el Sarcoma de Kaposi, queratoacantomas, tofos gotosos y otras infecciones fúngicas (esporotricosis) y parasitarias (leishmaniasis). Este también depende de la forma de presentación, puesto que se ha descrito un tipo epidérmico de infección donde el hongo no invade la dermis y es prácticamente indistinguible clínicamente de infecciones por dermatofitos y el tipo dérmico, que muestra hifas y conidios invadiendo dermis y que provoca lesiones más abigarradas, verrucosas y costrosas la mayoría de las veces.

La histología de las lesiones es variada, pudiendo observarse ulceraciones, hiperplasia pseudoepiteliomatosa con un infiltrado mixto subyacente que va desde la abscesificación a un infiltrado más crónico con presencia de granulomas. Las hifas y estructuras redondeadas u ovales esporiformes apenas son apreciables con la tinción de HE y PAS. Presentan una pared gruesa y refringente que se pone de manifiesto con la tinción de Grocott y Fontana-Masson. Estas pueden encontrarse sueltas en dermis o fagocitadas por células gigantes.

Una vez identificadas las estructuras fúngicas, el patólogo debe intentar orientar el diagnóstico entre las distintas micosis que causan infección dérmica, que pueden mostrar una morfología parecida y teniendo en cuenta la reacción tisular. Existe un largo listado de hongos potencialmente diagnosticables, y aunque el diagnóstico será orientativo, el cultivo microbiológico y una buena historia clínica son esenciales.

En cuanto al tratamiento, no existe un protocolo estandarizado si bien se ha comprobado una mayor sensibilidad del germen al Itraconazol. Otros antifúngicos utilizados con sensibilidad variable son , la Anfotericina B liposomal, Terbinafina, Fluconazol y Miconazol. Otros tratamientos utilizados son: la Termoterapia descrita en algunos casos, la cirugía con desbridamiento de la lesión y la disminución de los fármacos causantes de la inmunosupresión, sobretodo en pacientes trasplantados, siempre que eso sea posible.

Bibliografía

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Actualizado: 26/05/2007