SEAP XXIII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ANATOMÍA PATOLÓGICA División Española de la Academia Internacional de Patología
Palacio de Congresos de Tarragona,  16 al 19 de mayo de 2007
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6. Factores patobiológicos en matrices (“arrays”) respecto a la supervivencia en el cáncer de mama

Luis Vicioso, Elena Gallego, Ana García Salguero.
(Hospital  Universitario Virgen de la Victoria. Málaga).

El cáncer de mama, junto al cáncer de pulmón y colorrectal,  sigue siendo uno de los más frecuentes en la mujer. Su incidencia continúa aumentando  cada año, si bien es verdad que a un ritmo más lento en la actualidad. La alta incidencia de esta patología y su relativamente buen pronóstico colocan al cáncer de mama como la neoplasia de mayor prevalencia en el mundo, con una estimación de 4,4 millones de mujeres vivas con diagnóstico de cáncer de mama en los últimos 5 años.

Aunque la aplicación de nuevos tratamientos está consiguiendo aumentar la supervivencia de las pacientes, siguen siendo los criterios anatomopatológcos clásicos los que principalmente guían las decisiones terapéuticas o sirven para definir el pronóstico. El tamaño, estado de los ganglios linfáticos y grado histopatológico, se usan, hoy como ayer, como herramientas primordiales para establecer la forma de tratamiento, a las que se han sumado  el estado de receptores hormonales, y de HER2 como útiles predictivos.  Pero el estado actual de repuesta a la terapia dista mucho de ser satisfactorio y se necesita una estratificación más precisa para seleccionar los pacientes. Conseguir marcadores pronósticos y predictivos  que superen a los actualmente establecidos es la meta de la mayor parte de la investigación que hoy día se realiza en cáncer de mama, para conseguir una mayor eficacia de los cada vez más numerosos  fármacos, de tipo general o con diana específica.

Nadie es ajeno a que la principal dificultad para seleccionar el tratamiento adecuado en un caso dado es la heterogeneidad inherente al cáncer de mama, por lo que, probablemente, la aproximación más adecuada al problema es conseguir perfiles moleculares, con la participación de múltiples marcadores genéticos o proteínicos, que proporcionen una nueva clasificación, más acorde con el comportamiento biológico del tumor.

En la última década, la técnica de matrices (microarrays) genómicas ha proporcionado nuevos esquemas de clasificación por perfiles genéticos de los tumores, cuya capacidad pronóstica o predictiva parece mejorar la de los criterios clásicos. Sin embargo, la investigación en este campo se encuentra limitada por la necesidad de muestras tumorales congeladas. Además, es poco probable que un perfil genético, por sí solo, sirva como única herramienta para conocer la biología tumoral, ya que las proteínas derivadas de dichos genes pueden sufrir modificaciones posteriores que influyan en su grado de actividad. La identificación y cuantificación de la expresión de proteínas (proteómica) puede ser esencial para una correcta evaluación del comportamiento biológico del tumor.

Una de las formas de obtener datos de expresión proteica desarrollado en los últimos años han sido las matrices de tejidos (tissue microarrays o TMAs), en las que cientos de pequeñas muestras de diversos tejidos tumorales se reúnen en un solo bloque de parafina. De esta forma se puede realizar la detección tisular de una proteína en muchas muestras a la vez y comparar los resultados obtenidos en diferentes tumores. El uso de múltiples anticuerpos puede proporcionar una gran cantidad de información, con escaso coste y aprovechando un material archivado en la mayoría de los Servicios de Anatomía Patológica, en estudios tanto prospectivos como retrospectivos.

La utilidad de los TMAs es variada, desde conocer la frecuencia de expresión de un nuevo marcador, y si puede o no ser discriminante dentro de un mismo tipo tumoral, a establecer la relación con otros marcadores. Pero su más prometedora utilidad es, a semejanza de las matrices genómicas, establecer perfiles de expresión proteica que permitan una clasificación de los carcinomas de mama más acorde con sus características biológicas, y, además, que proporcionen una mejor información pronóstica y predictiva.

En este sentido, varios trabajos han dado muestra del potencial de la técnica. En un estudio con TMA de 107 casos de carcinoma de mama y 13 marcadores, Callagy et al. obtuvieron una clasificación en la que los tumores se subdividían en dos grupos principales (RE-positivos y RE-negativos) con notable correlación con el grado tumoral y el estado de afectación ganglionar. Los tumores RE-positivos se subdividían a su vez  en subtipos A y B, con la característica común de expresar citoqueratinas luminales pero diferente expresión de HER2, c-Myc y RP. Los tumores RE-positivos se dividían en subtipos C y D, diferenciándose ambos por la expresión en el último de citoqueratinas basales. Éste y otros estudios posteriores han puesto de manifiesto una similitud entre los resultados obtenidos con matrices de genes y con TMA.

 Un estudio más reciente, de Makretso et al, utiliza un mayor número de casos y marcadores utilizados, además de seguimiento de las pacientes de más de 15 años. Su mayor contribución fue que la clasificación por grupos obtenida en base a los marcadores mostraba una importante relación con la supervivencia, siendo, junto con el estado de ganglios linfáticos, los únicos factores con significado pronóstico independiente. Destaca en este trabajo que tumores con alta expresión de RE pueden pertenecer a grupos asociados con una mayor agresividad,  de forma que los grupos clasificatorios en base a marcadores múltiples adquieren una mayor relevancia que factores pronósticos aislados como el estado de receptor hormonal.

Los carcinomas BRCA1 y BRCA2 también han sido objeto de análisis mediante TMA (Palacios J, et al, 2005), demostrando la existencia de características fenotípicas distintas entre ambos. Los tumores BRCA1 se pueden caracterizar por su fenotipo basal, negatividad para RE y HER2 y sobreexpresión de algunos marcadores de proliferación o apoptosis (como ciclina A y caspasa 3) pero no de otros (ciclina D1 y D3, CDKIs (p16, p21, p27), y BCL2) de forma contraria a la mayoría de los  BRCA2.

Nuestro grupo de investigación está realizando estudios de diversos marcadores en cáncer sobre TAMs, comparando los resultados con la supervivencia de las pacientes recogida en el Registro Hospitalario de Tumores del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. En un análisis preliminar de 430 casos de cáncer de mama, en los que se realizaron determinación inmunohistoquímica de RE, RP y HER2, obtuvimos los siguientes resultados (ver tabla):

Frecuencias de RE, RP y HER2.

Marcador

Nº de casos válidos

Porcentaje

RE+

319

76,1%

RE-

100

23,8%

RP+

300

72,9%

RP-

117

28,1%

RE+RP+

274

70,5%

RE+RP-

36

9,1%

RE-RP+

15

3,8%

RE-RP-

69

17,5%

HER2+

44

19,6%

HER2-

180

80,4%

 

Con una mediana de seguimiento de 140 meses, obtuvimos diferencias significativas entre los casos RE+ y RE- (p<0.000). Sin embargo, RP y HER2 no mostraron relación con la supervivencia. Cuando se analizaron los casos por su expresión conjunta de RE y RP, el peor pronóstico se asoció a los tumores RE-RP-, con diferencias significativas respecto a los carcinomas RE+RP+ ó RE--+RP-.

En los archivos de los servicios de Anatomía Patológica contamos con una importante fuente de tejido tumoral (Banco de Tumores Hospitalario), de la que podemos obtener información válida para mejorar la clasificación de las pacientes con cáncer de mama al objeto de mejorar la eficacia terapéutica.  El análisis mediante TMA de múltiples marcadores puede contribuir de forma relevante a este objetivo. Pero para obtener datos con relevancia pronóstica, es imprescindible contar con el seguimiento de las pacientes, labor que debería ser inherente al Registro Hospitalario de Tumores. Ambas herramientas (banco y registro), debidamente interconectadas, junto a los avances técnicos actuales, pueden conseguir nuevos progresos en el conocimiento de la biología y comportamiento del cáncer de mama.

Bibliografía:

-          Jemal A, Siegel R, Ward E, Murray T, Xu J, Smigal C, Thun MJ. Cancer statistics, 2006. CA Cancer J Clin. 2006;56:106-30.
 
-          Gillett CE, Springall RJ, Barnes DM, Hanby AM. Multiple tissue core arrays in histopathology research: a validation study. J Pathol. 2000;192:549-53.  

-          Callagy G, Cattaneo E, Daigo Y, Happerfield L, Bobrow LG, Pharoah PD, Caldas C: Molecular classification of breast carcinomas using tissue microarrays. Diagn Mol Pathol 2003, 12:27-34. 36.

-          Makretsov NA, Huntsman DG, Nielsen TO, Yorida E, Peacock M, Cheang MC, Dunn SE, Hayes M, van de Rijn M, Bajdik C, Gilks CB: Hierarchical clustering analysis of tissue microarray immunostaining data identifies prognostically significant groups of breast carcinoma. Clin Cancer Res 2004, 10:6143-6151. 37.

-          Abd El-Rehim DM, Ball G, Pinder SE, Rakha E, Paish C, Robertson JF, Macmillan D, Blamey RW, Ellis IO: High-throughput protein expression analysis using tissue microarray technology of a large well-characterised series identifies biologically distinct classes of breast cancer confirming recent cDNA expression analyses. Int J Cancer 2005, 116:340-350. 38.

-          Palacios J, Honrado E, Osorio A, Cazorla A, Sarrio D, Barroso A, Rodriguez S, Cigudosa JC, Diez O, Alonso C, Lerma E, Dopazo J, Rivas C, Benitez J: Phenotypic characterization of BRCA1 and BRCA2 tumours based in a tissue microarray study with 37 immunohistochemical markers. Breast Cancer Res Treat 2005, 90:5-14.   


 

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Actualizado: 26/05/2007